miércoles, 16 de mayo de 2012

La cultura del buen facilitador

Me daré el gusto de hacer un paréntesis en la secuencia original que había pensado para este blog acerca de la Educación para el Desarrollo Sustentable.


A raíz de la celebración del día del maestro en México el pasado 15 de mayo, tuve la ocurrencia de escribir esta entrada acerca de la importancia que tiene el papel del profesor dentro del sistema educativo.


Advierto que el planteamiento que haré a continuación pudiera parecer para algunos, inimaginable en el contexto actual del sistema educativo y por lo mismo hago la aclaración de que este blog versa sobre un tema relativamente nuevo, o mejor dicho recientemente empezado a explorar, que es la Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS). Si quisiéramos aplicar la siguiente propuesta en una clase tradicional, por definición misma sería un fracaso, pero si educáramos para crear seres humanos integrales este esquema me parece que podría ser una opción.


El tradicional profesor, aquel que debe saberlo todo, tener todas las respuestas y enseñar a sus alumnos lo que deben saber para ser exitosos en la vida, es obsoleto el día de hoy.


A mi parecer, el buen profesor es aquel que se sabe más alumno que profesor, más facilitador que instructor, más generador de saberes que impartidor de cátedras.


Como podrán haber notado en este blog, es clara mi tendencia constructivista y me parece que no es la única línea pedagógica que habría que contemplar para diseñar estrategias especificas de EDS, pero es buen inicio.


Dado que cada uno de nosotros tenemos una serie de antecedentes completamente distintos a los del resto, pretender que las experiencias de vida las apreciemos y entendamos de la misma forma, pareciera ser un pensamiento muy iluso. Por lo mismo pretender ser un profesor que imparte cátedra a un grupo de alumnos con diversos historiales de vida, parece ser un fracaso inminente, si se busca estandarizar el conocimiento o competencias que adquieran los alumnos por medio de dicha cátedra. Cada alumno dentro de ese grupo vivirá esa misma clase de formas muy diversas, entenderá el mismo concepto de maneras diferentes y el nivel de competencias adquiridas claramente será heterogéneo, en la generalidad del grupo.


Me cuesta mucho trabajo imaginar que un profesor tenga la verdad absoluta respecto a un tema específico, ya que en cada ser humano existen diversos procesos en los que se realizan interpretaciones personales, basadas en experiencias vivenciales únicas y meramente individuales, las cuales son difíciles de generalizar y convertir en leyes universales. Basta con dar el ejemplo de las famosísimas Leyes de Newton, las cuales dejan de cumplirse para cuerpos que se mueven a velocidades cercanas a las de la luz; pero ésto claramente Newton no se lo pudo imaginar...


Para fortuna de todos, el conocimiento de la realidad nunca será definitivo, siempre habrá algo más que debamos conocer o conocer con mayor detalle. Esto me lleva a pensar que el papel del profesor debería ser mucho más relajado en términos de pretender tener respuesta a todo y para todo, debería saberse ingenuo e ignorante de la mayoría de las cosas para así dar oportunidad a que cada día pudiera aprender algo nuevo de la mano de sus alumnos.


Cuando el profesor sabe que su conocimiento es sólo una interpretación de la realidad, sabe entonces que esa interpretación no puede ser la misma que harán sus alumnos acerca de una realidad común. En el mejor de los casos serán interpretaciones cercanas, dado que pudieran tener experiencias personales similares respecto a esa parte de la realidad a entender.


Entonces sería mejor que el papel principal de un profesor fuera más bien el de un FACILITADOR, es decir una persona que creara la atmósfera propicia para que los alumnos interpreten la realidad como mejor les haga sentido a ellos sobre la base de sus propias experiencias y la capacidad que tengan de relacionarlo con estructuras cognitivas previas.


Esto me lleva a pensar que una de las tareas primordiales de este facilitador, debería ser conocer, mucho más de lo que el tradicional profesor conoce, las experiencias de vida de sus alumnos, sus intereses genuinos, sus preocupaciones, las cosas que los hacen sentir bien, alegres, satisfechos, enojados, tristes, melancólicos, exitosos, etc. Sólo sabiendo estos antecedentes se simplifica la labor del facilitador, de lo contrario, estaríamos intentando ENSEÑAR nuestra interpretación de la realidad a una persona que es completamente ajena a nosotros y que no sabemos de qué manera entenderá o interpretará nuestra versión de la realidad. ¿Será por esto que cuando un profesor da clase a un grupo, algunos alumnos no entienden de la misma manera o con la misma profundidad, respecto a otros de sus compañeros? ¿Cuáles son los alumnos que entienden más, los que tienen una personalidad más parecida a la del profesor? ¿Cómo poder evaluar a los alumnos que no entendieron porque no sintieron significativa la perspectiva del profesor? Sabiendo que claramente las personalidades del profesor y de la mayoría de los alumnos, serán muy distintas ¿cómo podemos pretender estandarizar el conocimiento o las competencias?


En el contexto de la EDS es importante fomentar que los profesores se quiten esa coraza que sólo aleja a los alumnos, esa corza que les da la autoridad suprema de saber lo que está bien y lo que está mal. En temas relacionados con el medio ambiente no habrá jamás verdades absolutas por el simple hecho de que los problemas ambientales cambian según el mismo medio en el que nos encontremos, y un ambiente distinto nos obliga a idear soluciones únicas a dicho problema. Es por esto que la EDS ayuda a los alumnos a confrontarlos a problemas ÚNICOS, con factores inigualables, sin "recetas de cocina" que funcionen siempre, sin metodologías únicas y omnipotentes. Así es la realidad, la vida presenta problemas únicos, en circunstancias inigualables, y hay que preparar a seres humanos que tengan la confianza en ellos mismos de que al confrontar estos problemas serán capaces de encontrar soluciones exitosas.


Yo jamás he visto a alguien que en la vida "real" le pidan resolver un problema, que jamás nadie ha resuelto, y lo encierren en un cuarto, le digan que tiene dos horas para resolverlo y que ni se le ocurra sacar calculadora, libros o consultar con los que se encuentran resolviendo otros problemas en las habitaciones contiguas.


Los problemas educativos están dentro del sistema mismo, sólo los que podamos encontrar algunas grietas en ese sistema y tratemos de resquebrajanlo poco a poco, construiremos las nuevas estrategias educativas que se encuentren a la altura de las necesidad que este vertiginoso siglo XXI nos está planteando.

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